El hombre, cocido con limón, en su propio jugo y sin embargo ¡se mueve! Un ceviche autoinmune y paralizante.
Los humanos, por lo que he observado en algunos miles de años por estos confines, poseen una curiosidad innata o quizá podría decir, poseían, ya que esta particularidad se ha ido encasillando sólo en algunos, unos pocos proponen y millones disponen, o lo que es lo mismo, una pequeña parte piensa y la otra, mayoritaria y exponencialmente con respecto a aquella minúscula, es la que se deja llevar y navega zombie -he aquí la verdad de los zombies, ellos existen pero no como los representa la hollywoodiense perspectiva cinematográfica-, y sí, es una plaga y se transmite por contacto (principalmente por mordisco), y unos se comen a los otros y los que ya están infectados intentan por todos los medios infectar a todos alrededor, y ya todos zombies, viven más felices, más de acuerdo con una naturaleza bastante básica pero a la vez, más idiota y perturbada. Si quitamos las características de la superficie, las de sangre por doquier, babas continuas, un ojo mirando al sur y otro al oeste, el desaliño, la ropa gastada y roída, las caras grotescas (entre más descompuesta, mejor impacto de horror) y todo aquello que se fabrica y define a un zombie peliculero, encontraremos a los verdaderos zombies, y son más copiosos y comunes que lo que pensaría cualquier humano, es más, tantos así que muchos, muchísimos se creen que no lo son y aunque razonan medianamente son los zombies que mejor representan a la zombiedad.
Existe una tendencia generalizada que los humanos comunes transmiten a sus retoños desde, inclusive, antes de que nazcan, y es adiestrarlos concienzudamente a seguir los patrones que a su vez, a ellos le fueron implantados en lo más profundo de su psique. Estos esquemas, lejos de ser perfectos, están imbuidos de creencias y prejuicios, sólo por proceder de donde lo hacen, de la mente. Y la mente, poderosa herramienta subutilizada por la inmensa mayoría de los humanos, vive en una realidad creada por ella misma, una realidad que divide y da la impresión ilusoria de separación, de que cada humano está conformado en una individualidad alejado de todo lo que le rodea, incluyendo de sus propios congéneres. Ha habido otros tiempos en la historia de este hombre en donde esta división no existía o era mucho menor, estadios de un enorme progreso e integración con todo lo que existe, pero en estos días este enorme estado de frecuencia ha disminuido y sólo una pequeña parte de los que la desarrollan han seguido sobreviviendo, y gracias a ello, a esas mentes lúcidas que han entendido y por ahí deambulan en este mundo terrícola, la esperanza de que la masa crítica interhumana crezca es alentadora, lo estaremos observando, como ha sido antes.
Como es costumbre y para entender mejor las situaciones de esta especie, me convierto o tomo la forma de un humano, puedo ser mujer, hombre o político, o cualquier entidad intermedia: mujer funcionando como hombre; hombre funcionando como mujer; hombre bi; mujer bi; político-común; político-honrado (esta nunca me sale bien, nadie me la cree en el mundo de la ilusión humana) o cualquier otra entidad en cualquier estadio cronológico. Me zambullo en la personalidad seleccionada y vivo sus actividades y peripecias; como transformo el punto de vista del observador me aprovecho de las leyes de los cuantos y obtengo de las infinitas posibilidades, resultados muy interesantes. A veces, para mis trabajos, me apoyo en ese humano, fonbòs, o como se llame, de gran ayuda pero en ocasiones no deja de enturbiar la observación, es humano y qué se la hace, frecuentemente contamina los asuntos y me hace trabajar de más, típico, aunque va aprendiendo. También dispongo de otros medios para el estudio de esta especie, mi biocomputadora central, aunque pequeña es potente, con sus ocho Brontobytes de memoria, sus novescientocincuenta Geopbytes de almacenamiento y su procesador de treinta y seis núcleos corriendo a un poco más de 36.8 GHz, estoy sobrado por el momento para procesar casi lo que sea, aunque me lo tomo tranquilo dada la infinitud del universo.
Estudiar a estos Humanos no es sencillo, cierto que son animales de cierta forma evolucionados, pero su comportamiento generalmente no corresponde a lo que piensan, ni piensan frecuentemente lo que hacen. Responden a impulsos de su mente primaria y como tal, actúan, luego y posteriormente es claro que piensan con su mente consciente (no todos, por supuesto) pero regularmente una vez que el tepache fue regado, en otras palabras, se la pasan pidiendo perdón una vez dado el “tehuacanazo”, “usté disculpe”. Claro y como señalo, no siempre es así, la gran mayoría no llega a razonar ni a darse cuenta de su comportamiento errático. Por esta extraña dicotomía cerebro-emoción, los humanos regularmente se quedan en humanoides y pocos son los que desarrollan una verdadera humanidad y logran equilibrar su ego con su yo verdadero. Se avergüenzan de su parte física animal y se proclaman como una especie privilegiada, toman los logros de una ínfima parte de ellos y se los cuelgan como suyos, no se percatan del juego y simplemente siguen sus miserables vidas. Estos comportamientos los hacen bastante domesticables, sólo es cuestión de identificar los resortes adecuados y ejercer la presión precisa, y ya está: da un buen circo (entretenimiento: tv, cine, recitales, creación de aspiracionales -marcas y personalidades-, entrona los deportes); hazles creer que son libres y autónomos dándoles un área de acción -siempre limitada-; desarrolla el concepto psicológicamente necesario de pertenencia a un grupo -nación, patria, religión establecida, club, partido politico y otras aberraciones-; dales creencias de alguien que los protege y ayuda en la ilusión de la vida y la muerte; manténlos en las medias verdades y en las verdades a medias; dales educación pero limitada, dirígela sólo a las actividades prácticas y tecnológicas, nunca permitas que un pueblo piense demasiado, capaz que redescubran quienes realmente son y se te salgan de control, entre más reine la ignorancia, mejor control de las masas; confúndelos y sobre todo, permite que gobierne el miedo en su subconsciente (y en su inconsciente), llena las pantallas de tv de comerciales de medicamentos, crearás la ilusión de la permanencia de la enfermedad -aunque la enfermedad no existe como tal-, promueve de vez en cuando la amenaza de las epidemias y que siempre se pueden convertir en pandemias letales, hazlo por medio de noticias en los telediarios, de películas en los cines, en internet, en la prensa, considera también los desastres naturales, el hombre siempre deberá estar en peligro, condición necesaria para mantenerlo en el temor, dócil y manejable, alejado de lo que importa, de su desarrollo individual y por ende, de su desarrollo como especie. Crea enemigos y bandos opositores, Dios y el Diablo, haz necesaria la fabricación de armas y fabrica guerras, permite la generación de pandillas y el crimen en tu barrio, en tu pueblo, en tu ciudad, todo esto además de generar economías locales (para los que dirigen), incrementa el miedo en la población y contribuye a justificar y perpetuar la pretendida defensa de los que gobiernan (y la verdad que son los mismos, el concepto es como aquel vendedor de cristales para ventanas que llega a un pueblo, antes contrata a los malandros que por la noche apedrean los ventanales de las casas, una forma muy común de creación de demanda, muy parecido, en su justa dimensión, a como se conforman las guerras y los enemigos contra la nación o las células criminales -robos, asesinatos, secuestros, balaceras en la vía pública, etc.- y que permiten -ante el ruego delirante de la población ya fastidida y atemorizada - la intervención salvadora-. El pueblo más civilizado es aquel en el que no existen los policías, ni los soldados, ni los políticos de profesión, ni los cobradores ¿para qué se necesitarían?
Algunos miembros de la especie tienen diversas maneras para controlar, digamos que es una esclavitud contemporánea y que claramente, se ha ido refinando a través del tiempo. Pero lo más cautivante o difícil de explicar no son los métodos y sistemas de control de estos pocos, sino la forma en que todo ello es factible en los millones de seres que habitan el planeta. Y brotan más preguntas ¿por qué es difícil para los humanos comunes encarar su responsabilidad? ¿por qué tienen problema para darse cuenta de sus enormes potencialidades, de su verdadera grandeza? ¿por qué siempre intentan arreglar todo lo externo, lo de fuera, cuando las respuestas están dentro de cada uno? ¿qué les hace dejarse llevar por la ilusión de la mente y sólo por ella? ¿en qué sección del camino se perdieron? y ¿habrá manera de que se encuentren de nuevo?. Quizá haber obtenido la razón ha sido una maldición, pero esto sería una simple forma dualista de ver el asunto y lo cierto es que la respuesta a esta complejidad no está en el pensamiento, y por lo tanto, no en el mundo que la mente humana compone, las limitaciones son evidentes y los humanos siguen estando en la infancia de su progreso por estos tiempos, ya antes, mucho antes y como mencioné, han logrado enormes avances, existe esperanza de redención y prueba de ello son los signos que de vez en cuando se filtran para los que quieran ver, un humano alguna vez dijo algo así: “no te afanes en que los perros entiendan la verdad ni la des a los cerdos que sólo la pisotearán en su chiquero, capaz se vuelven y te despedacen”, las palabras se refieren a “lo santo” y a “las perlas”, ambos con el sentido de la verdad.
Y es que los de esta especie en general son bastante obstinados y prefieren seguir viviendo en esas pequeñas jaulas que se fabrican ellos mismos. Es extraño que alguno de ellos se muestre en su esencia, permanecen asidos a lo que conocen y lo nuevo les aterra. O posiblemente sea su afán de continuar en su cómodo sillón y dejarse llevar por las decisiones de otros, pensar cuesta y pensar diferente o dudar no es negocio. Todo aquel que se aleje de la media es quemado, torturado, difamado, vilipendiado, juzgado como hostil, enviado al ostracismo y otras veces, ejecutado de muy diversas maneras. Aunque los mayores avances humanos reales, en todos los campos, han sido ideados precisamente por estas personas que se han atrevido a manifestar sus propios y muy diferentes conceptos a los que previamente se habían establecido. Curiosa especie que se opone a los cambios naturales y en muchas ocasiones, necesarios. Por ello los humanos crean sistemas, como los políticos por ejemplo, o los religiosos o los empresariales, o los nacionales, esas entidades morales que llegan a tener vida propia y mucho más poder que un humano o varios juntos y que finalmente no importa que esa creación se vuelva contra su creador, como le sucedió al Dr. Frankenstein de Marie Shelley. Pero nada es para siempre y la ley natural dicta que todo lo que inicia, alguna vez termina: “remember” la Grecia, la Roma, el Egipto, los Shogunes, los Mexicas y muchos otros, incluyendo a los más antiguos. Lo de “The Alamo”, respecto a sus “héroes”, no es más que una mentirilla histórica no tan piadosa sino más bien perfectamente deliberada pero lo de la desmitificación no se da tan fácilmente en la especie, por no decir que nunca.
La gente, en su afán cotidiano, se muestra con la imagen que se ha creado de sí misma, responde generalmente de manera automática, a como lo hace el cuerpo con respecto al sistema nervioso periférico, en donde no es necesario estar consciente para que en el humano funcionen sus sistemas vitales, como la respiración, la digestión, la circulación de la sangre o el impulso del corazón (como el caso reciente de Michael Schumacher); si bien todas las funciones del cuerpo pueden ser controladas por el cerebro de manera consciente, esto no es frecuente, la mente primaria se dedica a ello y se encarga muy eficientemente de que todo opere maravillosamente. Las personas abusan de esa mente primaria, la que está por debajo del umbral de la consciencia y aún más allá del subconsciente (al que es posible acceder), entre un noventa y cinco y noventa y ocho por ciento del accionar y del comportamiento habitual de una persona es llevado a cabo por esa parte inconsciente (a la que no es posible acceder fácilmente), por ejemplo, cuando un humano habla -su lengua nativa-, nunca requiere pensar cómo lo hace, simplemente habla, las palabras -su significado- y las articulaciones musculares necesarias para producir el sonido están firmemente arraigadas en su interior y éstas se producen espontáneamente, sin esfuerzo. Cuando una persona es incitada por un peligro jamás piensa en qué cara poner o qué músculos hay que contraer o distender para mostrar enojo, rabia, molestia, o un simple enfado, si es necesario correr o estarse quieto, la mejor acción a tomar es la instintiva, sin duda, el programa humano natural más simple es la supervivencia y es bueno que se cuente con él. En el mundo de hoy, muchas de estas amenazas para los humanos no son como lo eran, sin embargo, los programas inconscientes ahí están.
La especie, casi en su totalidad, vive en un sueño y se reafirma por lo que cada humano ve, oye, huele, gusta y siente al tacto, inmerso en sus sentidos básicos que su cerebro procesa, configura su propio mundo. No se da cuenta que tiene enormes limitaciones de percepción, tanto por sus sentidos como por la manera en que el cerebro funciona y que le hace crear y creer el mundo en el que se desenvuelve, los hermanos Wachowski no están alejados de la verdad, la especie ha estado en la Matrix desde el inicio. Y es más o menos lo que sucede, con algunas diferencias. Luego entonces, cada persona vive lo que cree que vive, su propio programa, pero ¿quién crea ese programa?, aunque inconcebible y he aquí una de las diferencias con el guión de los Wachowski, el algoritmo tiene dos co-creadores que comparten una sola entidad, uno de ellos, es la mente de la persona que llamamos ego, el otro creador que trabaja en conjunto pero en otra frecuencia es la mente primaria que llamamos inconsciente, igual contenida en el mismo humano. Ambos, ego e inconsciente no están suscritos separadamente sino que forman parte a su vez de un programa mayor o supraprograma que une a todas las entidades -lo que conocemos como vida, incluyendo a los humanos y a mi y a toda la materia, la que podemos observar y la que no- y a su vez lo enlaza con el TODO, éste último, que comprende todo lo conocido y lo no conocido, la llenura -siempre ficticia- y el vacío, la nada y que es infinito, es en donde residimos y nos recreamos (claro, me estoy incluyendo). Cada humano, por naturaleza, es libre de crear su entorno, su propio programa, pero lo ha olvidado y se ha dejado llevar por la soberbia del ego, lo que los sentidos humanos cuentan y que parece real, no lo es en absoluto. Algunos están en el camino de descubrirlo, unos pocos lo han hecho ya, pero la gran mayoría, sigue extraviada.
Ya lo dijo Albert, ese humano bastante inteligente y a la vez, sabio: “Hay dos cosas infinitas: el Universo y la estupidez humana. Y del Universo no estoy seguro”. Para ser de su misma especie, su pensamiento critico estaba muy avanzado y eso es lo que hace falta en la especie, como un inicio para la verdadera redención y la continuación del real progreso humano. Es justo decir que el estado actual de consciencia de la especie, de manera general, no es muy alentador. Las frecuencias bajas dominan a la mayoría de la población y el ego se aferra a la Matrix, la única manera de extender la masa crítica hacia un mayor grado de frecuencia es la intención de la voluntad individual, en donde cada persona se vuelque hacia su interior y descubra el poder que ahí tiene, el estado de la no mente. ¿Cuánto tiempo durará este proceso?, nadie lo sabe, quizá y como el tiempo y el espacio son también creaciones mentales, la pregunta correcta sería ¿La especie logrará desarrollarse finalmente? Ya ha tenido sus intentos y ha logrado llegar a estados de consciencia de altas frecuencias pero no ha dominado la ley del Ritmo y ha tenido que volver a comenzar, probablemente como parte del camino, a mi y a mi pueblo nos tomó algunos eones llegar a este estado muy intermedio aún, aunque igualmente, seguimos en la brecha. He visto a otras especies, altamente desarrolladas, caer estrepitosamente al tomar senderos que transgredían las leyes del TODO, se esfuman como en una gigante roja para luego convertirse en bajísimas frecuencias de materia de densidades inimaginables, lo cierto es que alguna vez tendrán otra oportunidad aunque pasarán cientos de eones para que ello ocurra.
Los humanos son muy curiosos en su vida cotidiana, dentro de sus creaciones mentales. Su intuición la tienen bastante deteriorada, mienten con mucha facilidad y sus incongruencias arriban a extremos risibles, mantener la imagen -una buena imagen, según ellos- hacia los demás es una de sus actividades favoritas y hacen lo imposible por sostener su rol dentro del conjunto en el que viven. Lo material prevalece contra cualquier otro concepto y están muy dispuestos a sacrificar la substancia por la ilusión de seguridad. Creen en el sufrimiento y de esta forma lo viven con intensidad, no admiten, bajo ningún concepto, que lo que llegan a conseguir tenga que ser porque se lo merecen sino porque trabajaron arduamente para obtenerlo. Contenido dentro de ellos, está un sentimiento de culpa perenne, cultivado durante siglos, son sus propios jueces más feroces y a la vez juzgan a todos y a todo lo que les rodea, como quien dice: “no dejan títere con cabeza”, no se dan cuenta que ellos mismos son títeres de alguien más y que igualmente son así juzgados, la sentencia milenaria que dice: “¿Por qué miras la paja que hay en el ojo de tu hermano y no ves la viga que está en el tuyo? al parecer ha tenido poco efecto. Olvidan con frecuencia o mejor dicho, no lo saben, quiénes son realmente. Creen que sus problemas siempre están fuera de ellos y los que están equivocados y tienen que cambiar son los demás, insistentemente llevan a cabo acciones para intentar cambiar a los otros, fútiles esfuerzos, el cambio siempre viene de dentro de cada uno y no de fuera, pero desdeñan la ley y a veces se ufanan por el cambio que provocaron en alguien cuando en el fondo, no hubo tal y es sólo apariencia. Tienen una creencia en el amor totalmente distorsionada, confunden la atracción biológica natural con él; el amor nunca es dependencia en el otro y sin embargo, es lo que usualmente sucede. El humano busca el amor -o lo que cree que es- afanosamente, pretende que se lo brinden, intenta conseguir que lo quieran, que lo amen, y en esta dramática persecución pone su esfuerzo y su empeño, pero no funciona así, se encubre en sus deseos y no se da cuenta que primero tiene que dar, el amor se otorga, sale del interior de cada quien, es espontáneo y no persigue conseguir algo a cambio o dañar al otro, si existe verdadera correspondencia, muy bien, si no, la persona puede continuar brindando su amor, principalmente hacia él mismo. Con el sentido de pertenencia pasa algo similar, los humanos tienen un fuerte sentimiento en ser aceptados por los demás -regularmente en sus entornos inmediatos- y harán lo necesario para conseguir este fin. Dejarán de ser ellos mismos e intentarán vestirse a la moda de su grupo al que quieran pertenecer o se sientan identificados, sus pensamientos, posiciones e ideas serán las del grupo -que puede ser tan pequeño como una pandilla o tan grande como una nación o una empresa o una religión organizada u otro- en menoscabo de sus propios razonamientos y la negación de su individualidad. El precio, por conseguir esta falsa seguridad en la pertenencia, trastorna la psique de la persona, lo conduce a comportamientos que jamás llevaría a cabo solo, dirá, actuará y se moverá erráticamente, alejado de su esencia natural. La presión del grupo, del tamaño que sea, pierde a la persona y más que fomentar la unión entre las entidades individuales -su conexión verdadera- la divide, al fin de cuentas, sólo hay un grupo mayor, el humano y esto, por el momento, únicamente, concierne a la Tierra.
Los individuos de la especie, manejan al menos dos agendas, entendiéndose esto como el comportamiento que realizan en sus actividades cotidianas y en su devenir existencial. Por un lado, existe la imagen que se fabrican y que exponen en sus relaciones regulares con los otros, es la parte consciente; un miembro de la especie comentó alguna vez que el humano se conforma o se conoce por sus relaciones con los demás, es ahí en donde se manifiesta como la entidad que es, aunque ésta es sólo una cara y comúnmente es imaginaria. Por el otro lado, nos encontramos con la verdadera esencia de la persona, lo que es realmente y que escasamente manifiesta de manera franca y abierta, generalmente permanece vedada al ojo más avezado. Ésta última, es la agenda oculta, la que queda en los confines internos de cada persona y que se expresa en ocasiones en formas insospechadas, domina el comportamiento de cada uno, como lo dije antes. Ambas agendas perviven en el cajón de la sociedad, con sus leyes oprimiendo la individualidad en aras de la colectividad, llámese democracia, comunismo, socialismo o cualquier sistema o subsistema -incluyendo el anarquismo- dentro de ellos y que por su naturaleza son artificiales. Los problemas que se suscitan por la contención social ejercen una enorme presión en el individuo, la especie, dentro de esta ilusión, continúa en ella y trata de resolver los inconvenientes de la misma forma, con el pensamiento que es cíclico, y sí, resuelve algunos pero crea otros. Y esto no se acaba, no han bastado diez mil años.
¿Quién es el infiel o el apóstata?
1.El cristiano que lo señala
2.El musulmán que lo proclama
3.El cristiano ortodoxo
4.El judío internacional
5.Calvino/Lutero
6.Joseph Smith
7.Todas las anteriores
8.Ninguna de las anteriores
Los humanos, por lo que he observado en algunos miles de años por estos confines, poseen una curiosidad innata o quizá podría decir, poseían, ya que esta particularidad se ha ido encasillando sólo en algunos, unos pocos proponen y millones disponen, o lo que es lo mismo, una pequeña parte piensa y la otra, mayoritaria y exponencialmente con respecto a aquella minúscula, es la que se deja llevar y navega zombie -he aquí la verdad de los zombies, ellos existen pero no como los representa la hollywoodiense perspectiva cinematográfica-, y sí, es una plaga y se transmite por contacto (principalmente por mordisco), y unos se comen a los otros y los que ya están infectados intentan por todos los medios infectar a todos alrededor, y ya todos zombies, viven más felices, más de acuerdo con una naturaleza bastante básica pero a la vez, más idiota y perturbada. Si quitamos las características de la superficie, las de sangre por doquier, babas continuas, un ojo mirando al sur y otro al oeste, el desaliño, la ropa gastada y roída, las caras grotescas (entre más descompuesta, mejor impacto de horror) y todo aquello que se fabrica y define a un zombie peliculero, encontraremos a los verdaderos zombies, y son más copiosos y comunes que lo que pensaría cualquier humano, es más, tantos así que muchos, muchísimos se creen que no lo son y aunque razonan medianamente son los zombies que mejor representan a la zombiedad.
Existe una tendencia generalizada que los humanos comunes transmiten a sus retoños desde, inclusive, antes de que nazcan, y es adiestrarlos concienzudamente a seguir los patrones que a su vez, a ellos le fueron implantados en lo más profundo de su psique. Estos esquemas, lejos de ser perfectos, están imbuidos de creencias y prejuicios, sólo por proceder de donde lo hacen, de la mente. Y la mente, poderosa herramienta subutilizada por la inmensa mayoría de los humanos, vive en una realidad creada por ella misma, una realidad que divide y da la impresión ilusoria de separación, de que cada humano está conformado en una individualidad alejado de todo lo que le rodea, incluyendo de sus propios congéneres. Ha habido otros tiempos en la historia de este hombre en donde esta división no existía o era mucho menor, estadios de un enorme progreso e integración con todo lo que existe, pero en estos días este enorme estado de frecuencia ha disminuido y sólo una pequeña parte de los que la desarrollan han seguido sobreviviendo, y gracias a ello, a esas mentes lúcidas que han entendido y por ahí deambulan en este mundo terrícola, la esperanza de que la masa crítica interhumana crezca es alentadora, lo estaremos observando, como ha sido antes.
Como es costumbre y para entender mejor las situaciones de esta especie, me convierto o tomo la forma de un humano, puedo ser mujer, hombre o político, o cualquier entidad intermedia: mujer funcionando como hombre; hombre funcionando como mujer; hombre bi; mujer bi; político-común; político-honrado (esta nunca me sale bien, nadie me la cree en el mundo de la ilusión humana) o cualquier otra entidad en cualquier estadio cronológico. Me zambullo en la personalidad seleccionada y vivo sus actividades y peripecias; como transformo el punto de vista del observador me aprovecho de las leyes de los cuantos y obtengo de las infinitas posibilidades, resultados muy interesantes. A veces, para mis trabajos, me apoyo en ese humano, fonbòs, o como se llame, de gran ayuda pero en ocasiones no deja de enturbiar la observación, es humano y qué se la hace, frecuentemente contamina los asuntos y me hace trabajar de más, típico, aunque va aprendiendo. También dispongo de otros medios para el estudio de esta especie, mi biocomputadora central, aunque pequeña es potente, con sus ocho Brontobytes de memoria, sus novescientocincuenta Geopbytes de almacenamiento y su procesador de treinta y seis núcleos corriendo a un poco más de 36.8 GHz, estoy sobrado por el momento para procesar casi lo que sea, aunque me lo tomo tranquilo dada la infinitud del universo.
Estudiar a estos Humanos no es sencillo, cierto que son animales de cierta forma evolucionados, pero su comportamiento generalmente no corresponde a lo que piensan, ni piensan frecuentemente lo que hacen. Responden a impulsos de su mente primaria y como tal, actúan, luego y posteriormente es claro que piensan con su mente consciente (no todos, por supuesto) pero regularmente una vez que el tepache fue regado, en otras palabras, se la pasan pidiendo perdón una vez dado el “tehuacanazo”, “usté disculpe”. Claro y como señalo, no siempre es así, la gran mayoría no llega a razonar ni a darse cuenta de su comportamiento errático. Por esta extraña dicotomía cerebro-emoción, los humanos regularmente se quedan en humanoides y pocos son los que desarrollan una verdadera humanidad y logran equilibrar su ego con su yo verdadero. Se avergüenzan de su parte física animal y se proclaman como una especie privilegiada, toman los logros de una ínfima parte de ellos y se los cuelgan como suyos, no se percatan del juego y simplemente siguen sus miserables vidas. Estos comportamientos los hacen bastante domesticables, sólo es cuestión de identificar los resortes adecuados y ejercer la presión precisa, y ya está: da un buen circo (entretenimiento: tv, cine, recitales, creación de aspiracionales -marcas y personalidades-, entrona los deportes); hazles creer que son libres y autónomos dándoles un área de acción -siempre limitada-; desarrolla el concepto psicológicamente necesario de pertenencia a un grupo -nación, patria, religión establecida, club, partido politico y otras aberraciones-; dales creencias de alguien que los protege y ayuda en la ilusión de la vida y la muerte; manténlos en las medias verdades y en las verdades a medias; dales educación pero limitada, dirígela sólo a las actividades prácticas y tecnológicas, nunca permitas que un pueblo piense demasiado, capaz que redescubran quienes realmente son y se te salgan de control, entre más reine la ignorancia, mejor control de las masas; confúndelos y sobre todo, permite que gobierne el miedo en su subconsciente (y en su inconsciente), llena las pantallas de tv de comerciales de medicamentos, crearás la ilusión de la permanencia de la enfermedad -aunque la enfermedad no existe como tal-, promueve de vez en cuando la amenaza de las epidemias y que siempre se pueden convertir en pandemias letales, hazlo por medio de noticias en los telediarios, de películas en los cines, en internet, en la prensa, considera también los desastres naturales, el hombre siempre deberá estar en peligro, condición necesaria para mantenerlo en el temor, dócil y manejable, alejado de lo que importa, de su desarrollo individual y por ende, de su desarrollo como especie. Crea enemigos y bandos opositores, Dios y el Diablo, haz necesaria la fabricación de armas y fabrica guerras, permite la generación de pandillas y el crimen en tu barrio, en tu pueblo, en tu ciudad, todo esto además de generar economías locales (para los que dirigen), incrementa el miedo en la población y contribuye a justificar y perpetuar la pretendida defensa de los que gobiernan (y la verdad que son los mismos, el concepto es como aquel vendedor de cristales para ventanas que llega a un pueblo, antes contrata a los malandros que por la noche apedrean los ventanales de las casas, una forma muy común de creación de demanda, muy parecido, en su justa dimensión, a como se conforman las guerras y los enemigos contra la nación o las células criminales -robos, asesinatos, secuestros, balaceras en la vía pública, etc.- y que permiten -ante el ruego delirante de la población ya fastidida y atemorizada - la intervención salvadora-. El pueblo más civilizado es aquel en el que no existen los policías, ni los soldados, ni los políticos de profesión, ni los cobradores ¿para qué se necesitarían?
Algunos miembros de la especie tienen diversas maneras para controlar, digamos que es una esclavitud contemporánea y que claramente, se ha ido refinando a través del tiempo. Pero lo más cautivante o difícil de explicar no son los métodos y sistemas de control de estos pocos, sino la forma en que todo ello es factible en los millones de seres que habitan el planeta. Y brotan más preguntas ¿por qué es difícil para los humanos comunes encarar su responsabilidad? ¿por qué tienen problema para darse cuenta de sus enormes potencialidades, de su verdadera grandeza? ¿por qué siempre intentan arreglar todo lo externo, lo de fuera, cuando las respuestas están dentro de cada uno? ¿qué les hace dejarse llevar por la ilusión de la mente y sólo por ella? ¿en qué sección del camino se perdieron? y ¿habrá manera de que se encuentren de nuevo?. Quizá haber obtenido la razón ha sido una maldición, pero esto sería una simple forma dualista de ver el asunto y lo cierto es que la respuesta a esta complejidad no está en el pensamiento, y por lo tanto, no en el mundo que la mente humana compone, las limitaciones son evidentes y los humanos siguen estando en la infancia de su progreso por estos tiempos, ya antes, mucho antes y como mencioné, han logrado enormes avances, existe esperanza de redención y prueba de ello son los signos que de vez en cuando se filtran para los que quieran ver, un humano alguna vez dijo algo así: “no te afanes en que los perros entiendan la verdad ni la des a los cerdos que sólo la pisotearán en su chiquero, capaz se vuelven y te despedacen”, las palabras se refieren a “lo santo” y a “las perlas”, ambos con el sentido de la verdad.
Y es que los de esta especie en general son bastante obstinados y prefieren seguir viviendo en esas pequeñas jaulas que se fabrican ellos mismos. Es extraño que alguno de ellos se muestre en su esencia, permanecen asidos a lo que conocen y lo nuevo les aterra. O posiblemente sea su afán de continuar en su cómodo sillón y dejarse llevar por las decisiones de otros, pensar cuesta y pensar diferente o dudar no es negocio. Todo aquel que se aleje de la media es quemado, torturado, difamado, vilipendiado, juzgado como hostil, enviado al ostracismo y otras veces, ejecutado de muy diversas maneras. Aunque los mayores avances humanos reales, en todos los campos, han sido ideados precisamente por estas personas que se han atrevido a manifestar sus propios y muy diferentes conceptos a los que previamente se habían establecido. Curiosa especie que se opone a los cambios naturales y en muchas ocasiones, necesarios. Por ello los humanos crean sistemas, como los políticos por ejemplo, o los religiosos o los empresariales, o los nacionales, esas entidades morales que llegan a tener vida propia y mucho más poder que un humano o varios juntos y que finalmente no importa que esa creación se vuelva contra su creador, como le sucedió al Dr. Frankenstein de Marie Shelley. Pero nada es para siempre y la ley natural dicta que todo lo que inicia, alguna vez termina: “remember” la Grecia, la Roma, el Egipto, los Shogunes, los Mexicas y muchos otros, incluyendo a los más antiguos. Lo de “The Alamo”, respecto a sus “héroes”, no es más que una mentirilla histórica no tan piadosa sino más bien perfectamente deliberada pero lo de la desmitificación no se da tan fácilmente en la especie, por no decir que nunca.
La gente, en su afán cotidiano, se muestra con la imagen que se ha creado de sí misma, responde generalmente de manera automática, a como lo hace el cuerpo con respecto al sistema nervioso periférico, en donde no es necesario estar consciente para que en el humano funcionen sus sistemas vitales, como la respiración, la digestión, la circulación de la sangre o el impulso del corazón (como el caso reciente de Michael Schumacher); si bien todas las funciones del cuerpo pueden ser controladas por el cerebro de manera consciente, esto no es frecuente, la mente primaria se dedica a ello y se encarga muy eficientemente de que todo opere maravillosamente. Las personas abusan de esa mente primaria, la que está por debajo del umbral de la consciencia y aún más allá del subconsciente (al que es posible acceder), entre un noventa y cinco y noventa y ocho por ciento del accionar y del comportamiento habitual de una persona es llevado a cabo por esa parte inconsciente (a la que no es posible acceder fácilmente), por ejemplo, cuando un humano habla -su lengua nativa-, nunca requiere pensar cómo lo hace, simplemente habla, las palabras -su significado- y las articulaciones musculares necesarias para producir el sonido están firmemente arraigadas en su interior y éstas se producen espontáneamente, sin esfuerzo. Cuando una persona es incitada por un peligro jamás piensa en qué cara poner o qué músculos hay que contraer o distender para mostrar enojo, rabia, molestia, o un simple enfado, si es necesario correr o estarse quieto, la mejor acción a tomar es la instintiva, sin duda, el programa humano natural más simple es la supervivencia y es bueno que se cuente con él. En el mundo de hoy, muchas de estas amenazas para los humanos no son como lo eran, sin embargo, los programas inconscientes ahí están.
La especie, casi en su totalidad, vive en un sueño y se reafirma por lo que cada humano ve, oye, huele, gusta y siente al tacto, inmerso en sus sentidos básicos que su cerebro procesa, configura su propio mundo. No se da cuenta que tiene enormes limitaciones de percepción, tanto por sus sentidos como por la manera en que el cerebro funciona y que le hace crear y creer el mundo en el que se desenvuelve, los hermanos Wachowski no están alejados de la verdad, la especie ha estado en la Matrix desde el inicio. Y es más o menos lo que sucede, con algunas diferencias. Luego entonces, cada persona vive lo que cree que vive, su propio programa, pero ¿quién crea ese programa?, aunque inconcebible y he aquí una de las diferencias con el guión de los Wachowski, el algoritmo tiene dos co-creadores que comparten una sola entidad, uno de ellos, es la mente de la persona que llamamos ego, el otro creador que trabaja en conjunto pero en otra frecuencia es la mente primaria que llamamos inconsciente, igual contenida en el mismo humano. Ambos, ego e inconsciente no están suscritos separadamente sino que forman parte a su vez de un programa mayor o supraprograma que une a todas las entidades -lo que conocemos como vida, incluyendo a los humanos y a mi y a toda la materia, la que podemos observar y la que no- y a su vez lo enlaza con el TODO, éste último, que comprende todo lo conocido y lo no conocido, la llenura -siempre ficticia- y el vacío, la nada y que es infinito, es en donde residimos y nos recreamos (claro, me estoy incluyendo). Cada humano, por naturaleza, es libre de crear su entorno, su propio programa, pero lo ha olvidado y se ha dejado llevar por la soberbia del ego, lo que los sentidos humanos cuentan y que parece real, no lo es en absoluto. Algunos están en el camino de descubrirlo, unos pocos lo han hecho ya, pero la gran mayoría, sigue extraviada.
Ya lo dijo Albert, ese humano bastante inteligente y a la vez, sabio: “Hay dos cosas infinitas: el Universo y la estupidez humana. Y del Universo no estoy seguro”. Para ser de su misma especie, su pensamiento critico estaba muy avanzado y eso es lo que hace falta en la especie, como un inicio para la verdadera redención y la continuación del real progreso humano. Es justo decir que el estado actual de consciencia de la especie, de manera general, no es muy alentador. Las frecuencias bajas dominan a la mayoría de la población y el ego se aferra a la Matrix, la única manera de extender la masa crítica hacia un mayor grado de frecuencia es la intención de la voluntad individual, en donde cada persona se vuelque hacia su interior y descubra el poder que ahí tiene, el estado de la no mente. ¿Cuánto tiempo durará este proceso?, nadie lo sabe, quizá y como el tiempo y el espacio son también creaciones mentales, la pregunta correcta sería ¿La especie logrará desarrollarse finalmente? Ya ha tenido sus intentos y ha logrado llegar a estados de consciencia de altas frecuencias pero no ha dominado la ley del Ritmo y ha tenido que volver a comenzar, probablemente como parte del camino, a mi y a mi pueblo nos tomó algunos eones llegar a este estado muy intermedio aún, aunque igualmente, seguimos en la brecha. He visto a otras especies, altamente desarrolladas, caer estrepitosamente al tomar senderos que transgredían las leyes del TODO, se esfuman como en una gigante roja para luego convertirse en bajísimas frecuencias de materia de densidades inimaginables, lo cierto es que alguna vez tendrán otra oportunidad aunque pasarán cientos de eones para que ello ocurra.
Los humanos son muy curiosos en su vida cotidiana, dentro de sus creaciones mentales. Su intuición la tienen bastante deteriorada, mienten con mucha facilidad y sus incongruencias arriban a extremos risibles, mantener la imagen -una buena imagen, según ellos- hacia los demás es una de sus actividades favoritas y hacen lo imposible por sostener su rol dentro del conjunto en el que viven. Lo material prevalece contra cualquier otro concepto y están muy dispuestos a sacrificar la substancia por la ilusión de seguridad. Creen en el sufrimiento y de esta forma lo viven con intensidad, no admiten, bajo ningún concepto, que lo que llegan a conseguir tenga que ser porque se lo merecen sino porque trabajaron arduamente para obtenerlo. Contenido dentro de ellos, está un sentimiento de culpa perenne, cultivado durante siglos, son sus propios jueces más feroces y a la vez juzgan a todos y a todo lo que les rodea, como quien dice: “no dejan títere con cabeza”, no se dan cuenta que ellos mismos son títeres de alguien más y que igualmente son así juzgados, la sentencia milenaria que dice: “¿Por qué miras la paja que hay en el ojo de tu hermano y no ves la viga que está en el tuyo? al parecer ha tenido poco efecto. Olvidan con frecuencia o mejor dicho, no lo saben, quiénes son realmente. Creen que sus problemas siempre están fuera de ellos y los que están equivocados y tienen que cambiar son los demás, insistentemente llevan a cabo acciones para intentar cambiar a los otros, fútiles esfuerzos, el cambio siempre viene de dentro de cada uno y no de fuera, pero desdeñan la ley y a veces se ufanan por el cambio que provocaron en alguien cuando en el fondo, no hubo tal y es sólo apariencia. Tienen una creencia en el amor totalmente distorsionada, confunden la atracción biológica natural con él; el amor nunca es dependencia en el otro y sin embargo, es lo que usualmente sucede. El humano busca el amor -o lo que cree que es- afanosamente, pretende que se lo brinden, intenta conseguir que lo quieran, que lo amen, y en esta dramática persecución pone su esfuerzo y su empeño, pero no funciona así, se encubre en sus deseos y no se da cuenta que primero tiene que dar, el amor se otorga, sale del interior de cada quien, es espontáneo y no persigue conseguir algo a cambio o dañar al otro, si existe verdadera correspondencia, muy bien, si no, la persona puede continuar brindando su amor, principalmente hacia él mismo. Con el sentido de pertenencia pasa algo similar, los humanos tienen un fuerte sentimiento en ser aceptados por los demás -regularmente en sus entornos inmediatos- y harán lo necesario para conseguir este fin. Dejarán de ser ellos mismos e intentarán vestirse a la moda de su grupo al que quieran pertenecer o se sientan identificados, sus pensamientos, posiciones e ideas serán las del grupo -que puede ser tan pequeño como una pandilla o tan grande como una nación o una empresa o una religión organizada u otro- en menoscabo de sus propios razonamientos y la negación de su individualidad. El precio, por conseguir esta falsa seguridad en la pertenencia, trastorna la psique de la persona, lo conduce a comportamientos que jamás llevaría a cabo solo, dirá, actuará y se moverá erráticamente, alejado de su esencia natural. La presión del grupo, del tamaño que sea, pierde a la persona y más que fomentar la unión entre las entidades individuales -su conexión verdadera- la divide, al fin de cuentas, sólo hay un grupo mayor, el humano y esto, por el momento, únicamente, concierne a la Tierra.
Los individuos de la especie, manejan al menos dos agendas, entendiéndose esto como el comportamiento que realizan en sus actividades cotidianas y en su devenir existencial. Por un lado, existe la imagen que se fabrican y que exponen en sus relaciones regulares con los otros, es la parte consciente; un miembro de la especie comentó alguna vez que el humano se conforma o se conoce por sus relaciones con los demás, es ahí en donde se manifiesta como la entidad que es, aunque ésta es sólo una cara y comúnmente es imaginaria. Por el otro lado, nos encontramos con la verdadera esencia de la persona, lo que es realmente y que escasamente manifiesta de manera franca y abierta, generalmente permanece vedada al ojo más avezado. Ésta última, es la agenda oculta, la que queda en los confines internos de cada persona y que se expresa en ocasiones en formas insospechadas, domina el comportamiento de cada uno, como lo dije antes. Ambas agendas perviven en el cajón de la sociedad, con sus leyes oprimiendo la individualidad en aras de la colectividad, llámese democracia, comunismo, socialismo o cualquier sistema o subsistema -incluyendo el anarquismo- dentro de ellos y que por su naturaleza son artificiales. Los problemas que se suscitan por la contención social ejercen una enorme presión en el individuo, la especie, dentro de esta ilusión, continúa en ella y trata de resolver los inconvenientes de la misma forma, con el pensamiento que es cíclico, y sí, resuelve algunos pero crea otros. Y esto no se acaba, no han bastado diez mil años.
¿Quién es el infiel o el apóstata?
1.El cristiano que lo señala
2.El musulmán que lo proclama
3.El cristiano ortodoxo
4.El judío internacional
5.Calvino/Lutero
6.Joseph Smith
7.Todas las anteriores
8.Ninguna de las anteriores
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