martes, 17 de noviembre de 2015

CUADROS La muerte de la cordura

by fonbòs

 

La muerte de la cordura.

Yo la vi y era ella.



    Sangrando en la acera, yacía en una posición casi fetal, soñando en otro mundo que creyó era el que debía ser, el que le contaron, aún y cuando lo que veía se corría al rojo, se alejaba de ese ideal que siempre le repetían.
Bueno ¿y ahora qué? ahora nada, ahora la verdad, simplemente la verdad transformada y conveniente, y el universo continuó su expansión mientras todos los demás se pintaban la cara de colores traslúcidos; no oraron, no sabían cómo, mas lo dijeron como dicen ojalá o “bonjour” o cualquier otra expresión para salir del paso y estar en el mundo o pretenderlo, el suyo estaba oculto o era inexistente así que necesitaban el del otro; en la inmensidad, no fue nada. La cordura finalmente entregó sus zapatillas de cristal y decidió irse, tomó el primer asteroide que pasó y se fue lejos, no iba sola, en su huída se encontró con la mente, que todo lo confunde, iba con su compañera intrínseca y con la cual no es nada, la memoria; ambas cantaban algo así como un himno, imbuidas en ese excelso y siempre mal intencionado nacionalismo, se veían alegres con la misión cumplida, siglos de instrucción seguían dando sus frutos, no importa si éstos, por dentro, nacen impuros, nauseabundos, podridos, la posibilidad de elección se había dado, pero de qué forma, ya que su exterior era brillante, exquisito, bello ¿cómo ser indiferente? Los niños siguieron engañados, poseídos por aquello que no querían y no quieren ver, para qué complicarse, mejor sigo lo que los otros, es más cómodo, más fácil y sobre todo, mejor visto. Después de ver pasar a la mente y a la memoria, por fin, la cordura murió.



Noviembre 17, 2015.