Charla con el maestro, actor, director y escritor Fernando Leal
Por: fonbòsLunes 11 de marzo de 2019

Étienne Decroux
“Cuando llegué a Monterrey –cuenta Fernando–, procedente de Linares, me equivoqué de escuela, me inscribí en una creyendo que era la escuela de música, esa era la formación que traía a mis 16 años, flacucho y espinillento, quería ser músico, luego, ahí me dijeron: ¡actúa!, y lo hice. Mi maestro, Sergio García, me indicó, voy a hacer una obra en donde te tienes que encuerar, tienes que controlar tu erección en el escenario…”
Un año después, Fernando se casa con una de las compañeras actrices de la obra y es mencionado, por la critica y prensa de la ciudad, como actor revelación del año en la polémica puesta “Equus” de Peter Shaffer, escenificada en la ciudad en 1976. A partir de esa “equivocación” de escuela, recién llegado de Linares a la capital del estado de Nuevo León, Fernando no se ha separado de los escenarios, el teatro se fue adhiriendo a su piel y a su alma, cuando uno lo conoce, observa, aclara su mente y no queda mas remedio que aceptar contundentemente que no habría podido haber un yerro tan afortunado.

El artista, el actor, director o dramaturgo en este caso, es el artífice del guión, de la dirección, del argumento, el que da vida a lo que cuenta, que provoca, que sacude, el que desafía, el maestro Leal dice a este respecto: “el artista es el que encuentra la desarticulación de la sociedad para que después pueda exponerla y la misma sociedad la articule compendiando lo que es la descomposición y entonces en esa nueva articulación, con esa inducida y aparente falta de componentes que el artista propone, pueda tomar esa autoestima, esa personalidad, esa identidad y se sienta campeón de lo que es componer lo que no entendía”.
Continúa: “el artista, el actor, es un chamán, es un ente que debe de tener lo que es una forma inteligente de hacer que el espectador sea el actor. El artista es concretamente en nuestro país alguien que nutre la vanidad, eso significa el requerir aplausos, en la escolástica nacional, en los diferentes géneros, teatro, música, danza, pintura, quiere ver proyectado su trabajo y quiere ser halagado”.

“Mi mamá me decía: te vas a volver maricón y drogadicto”, nos comenta Fernando, cuando en aquellos tiempos de su adolescencia el teatro entró en su horizonte, por error, ya sabemos, y es que ser hombre o mujer de teatro o de la farándula, tiene sus prejuicios y fama muy arraigados entre la gente, pero eso es bien sabido, en el caso de Fernando Leal no ha sido así, no es maricón ni drogadicto, quizá otras cosas, como tú o como yo, pero las dos profecías que mencionaba su madre, no se cumplieron. Fernando habla con orgullo de su madre: “mi madre fue una gran pintora, estudió en San Carlos, en México”. Cuando lo hace de sus hermanos, igual, lo hace con enjundia: “casi todos mis hermanos aunque sean antropólogos y de otras profesiones, todos tuvimos formaciones artísticas.”

Fernando, tomó clases con el reconocido internacionalmente maestro, mimo, director y clown teatral mexicano Sigfrido Aguilar. Dice en el sitio (www.sigfridoaguilar.org): “El grupo Mimus Teatro de Monterrey (fundado por Fernando Leal) que estuvo asociado con la escuela de Sigfrido Aguilar EBPANTEAC –Estudio Búsqueda de Pantomima-Teatro AC–, vivió por casi una década con la representación de “La Lotería” por el interior del país y fue reconocida, con dicha obra, en los 80 por la Muestra Nacional de Teatro como el mejor grupo de provincia”. La Asociación Nacional de Críticos le otorgó a Mimus-Teatro la mención de mejor grupo teatral en el año de 1987.
Un actor real, comprometido, se tiene que desprender de sí mismo pero sin hacerlo del todo, como dice Fernando: “Hay que neutralizar el cuerpo, como un bastidor, igual que el fotógrafo retratista neutraliza con el fondo negro para evitar distracciones. En ese bastidor blanco, puedes caracterizar diferentes personajes, tú naces ya en sí con una firma, yo no te puedo quitar tu color de piel, tu cabello, tu nariz, no puedes borrarlos, no puedes hacer eso, por ello es necesario neutralizar la asignatura, lo que te identifica, la herencia. Si tú ya traes un lienzo en tu vida, el actor corporal trata de neutralizarlo para que pinte sobre ese lienzo que se genera, el blanco, entonces de pronto eres un ladrón, un pedófilo, eres un médico, persona, personalidad, personaje, maneras de encontrar esta neutralidad”.

A pregunta expresa sobre la reciente representación de su obra teatral “El entierro de la Tierra”, llevada a cabo en la Galería El Zaguán, en el Barrio Antiguo de Monterrey el pasado domingo 10 de marzo, el maestro Leal nos dice acerca de esta singular obra en un acto: “…es una cacofonía, es un pleonasmo, se presentó por primera vez hace veinte o treinta años, no recuerdo, es una propiciadora de lo que es la reflexión a la depredación del humano que hace con la Tierra, el mundo es diferente a la Tierra. Es un juguete (la obra), una travesura, trabajé mucho en basureros, en donde está el depósito de basura del Topo Chico. Tenía una actriz muy gustosa, en su apariencia, su forma, qué más horripilantidad de lo que podría ser la belleza, tenía en ese entonces una manera de contarlo…”, que, continuando con la idea de Fernando, es tan actual como antaño, una propuesta vanguardista, vale la pena, la obra “El entierro de la Tierra” continúa temporada en el Barrio.
Una vida dedicada al arte, al teatro en sus diversas manifestaciones, trozos de su carne colocados en cada ensayo, en cada letra, en cada foco fundido, en cada accidente en la tramoya, en cada tercera llamada, en cada cortina atascada, en cada dicción, en cada sonido o silencio que no debería estar ahí, carne lista para ser devorada por el vaivén del foro, por la vida misma, así ha sido, como la de cualquier persona comprometida en los asuntos muchas veces mal entendidos del teatro y su entorno, así va la vida de Fernando Leal, un hombre común que a su pesar, no lo es tanto.
“Es más importante considerar que el actor es el público y no el artista o ejecutor que está en el escenario”.
Fernando Leal
– 0 –
*fotos: fonbòs