martes, 27 de junio de 2023


 Si la imagen estuviera en color de seguro te imaginarías de inmediato el sabor, podrías quizá olerlas, tu boca haría saliva, se te antojarían, definitivamente, no soportarías por mucho tiempo en darle a una de ellas, o a varias, buenos mordiscos. Pero, como puedes observar, la imagen está en grises, en blanco y negro, por lo tanto, esos deseos no se presentan, es más, no se te antojan, tu estómago y papilas gustativas las desaíran, coloquialmente “no las pelan”. Aquí las sensaciones difieren completamente, ves los agujeros que son desiguales en cada dona, ves las formas de las cubiertas, ¿es cajeta, es chocolate?, ves cómo están apiladas, ves más las formas, unas más grandes que otras, observas que no son totalmente redondas, una serie de evaluaciones que jamás te plantearías, o muy remotamente, si estuvieran en colores vibrantes, intensos, reales. Eso es lo que pasa con estas dos diferentes modalidades, a color o en blanco y negro, ¿Cuál preferir? Depende. Estas donas, por cierto quedaron muy ricas, fueron hechas por mi sobrina Sofi hace un tiempo, en vivo y en directo le pegamos unos mordiscos, de antología.

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    Este domo pertenece a un museo hermoso dedicado a las zonas áridas que forman la región noreste de México, se encuentra en la capital del estado de Coahuila: Saltillo. El museo del Desierto, así llamado, nos presenta un panorama general de la vida silvestre, fauna, clima, pobladores antiguos y características de varios ecosistemas que forman sus particularidades en estas regiones, nos muestra las dificultades a sortear al vivir en estos lugares, la maravilla de adaptación de les seres vivos que la habitan. Incluye los descubrimientos de fósiles y osamentas de dinosaurios, el esqueleto, por ejemplo, de un T-Rex enorme, nos remonta a 65 millones de años atrás, muchos, muchos años, tantos que para nuestro humilde tiempo de vida es imposible concebir. Es un lugar interesantísimo para todos, principalmente para los niños por la manera de exhibir y llevar interacciones con las diferentes áreas del museo, un lugar para conocer y para disfrutar y claro, divertirse. Esta foto la hice en una de las varias visitas que he hecho al museo, Saltillo, la ciudad de donde vinieron los fundadores de Monterrey, está a unos 50 minutos por carretera, precisamente de la sultana de norte.


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 Hacía un calor intenso, pero no agobiante. Cubierta tu cabeza, una camisa de manga larga y una buena pasada de crema de filtro solar del 50, por cara y brazos, ya estabas. El Mil (mi automóvil) lo estacioné en una de las claros del camino y a caminar cuesta arriba. Esta imagen la hice en uno de los recodos de uno de los varios caminos que hay en esta zona boscosa (y a veces de osos, cuando bajan de la sierra) llamada Chipinque, parte de la Sierra Madre Oriental del país. Aquí arriba, la temperatura con respecto a la ciudad en general, baja entre 3 y 5 grados centígrados. Chipinque a su vez esta circunscrito al Parque Nacional Cumbres de Monterrey reconocido como tal en el año de 1939 y que cuenta con 246 500 hectáreas, uno de los parques naturales más grandes en el país. La ciudad de Monterrey, situada en el antiguamente llamado valle de Extremadura y rodeado por moles inmensas de piedra y tierra que se levantan como pellizcos de la creación en la corteza, es conocida, entre otros nombres, como “La ciudad de las montañas”, esta imagen hace una idea de tal denominación.

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