Si la imagen estuviera en color de seguro te imaginarías de inmediato el sabor, podrías quizá olerlas, tu boca haría saliva, se te antojarían, definitivamente, no soportarías por mucho tiempo en darle a una de ellas, o a varias, buenos mordiscos. Pero, como puedes observar, la imagen está en grises, en blanco y negro, por lo tanto, esos deseos no se presentan, es más, no se te antojan, tu estómago y papilas gustativas las desaíran, coloquialmente “no las pelan”. Aquí las sensaciones difieren completamente, ves los agujeros que son desiguales en cada dona, ves las formas de las cubiertas, ¿es cajeta, es chocolate?, ves cómo están apiladas, ves más las formas, unas más grandes que otras, observas que no son totalmente redondas, una serie de evaluaciones que jamás te plantearías, o muy remotamente, si estuvieran en colores vibrantes, intensos, reales. Eso es lo que pasa con estas dos diferentes modalidades, a color o en blanco y negro, ¿Cuál preferir? Depende. Estas donas, por cierto quedaron muy ricas, fueron hechas por mi sobrina Sofi hace un tiempo, en vivo y en directo le pegamos unos mordiscos, de antología.
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