miércoles, 30 de octubre de 2013

Historias Humanas/Crónicas terrícolas por Kadok

Capítulo introductorio


Lo que aquí se escribirá, cuando entremos en materia, no lo he escrito yo, lo escribió Kadok, no, no, no, un momento, no dije, ni quiero decir kodak, con lo que no me refiero a la compañía fotográfica conocida en casi toda esta Tierra y que recientemente salió del capítulo 11 en los EEUU completamente reestructurada, sino al Ser que lleva un nombre parecido y que realmente ha escrito y escribe las crónicas, informes y relatos que se irán presentando aquí. Ya se lo decía yo a Kadok, búscate otro nombre, más de dos k’s no me suenan bien en una palabra en español, hay muchas con mejor sonoridad, más elegantes, pero no me hizo caso, como que la humanidad ya le ha empezado a afectar. El nombre original de Kadok, el alienígena que llegó a nuestro planeta, es muy largo e impronunciable, más largo aún que la palabra alemana: Donaudampfschifffahrtselektrizitätenhauptbetriebswerkbauunterbeamtengesellschaft, e inclusive, contiene lo que parecen extrañas letras que no se pronuncian pero sí se piensan, ajenas a cualquier concepto de idioma en nuestra especie o a cualquier tipo de sonido emitido por algo vivo que conozcamos. Una sola vez traté de que me lo dijera, pero créanme, no lo comprendí, cuando le pedí que lo escribiera, y lo hizo en una rara pantalla como de plasma sin hacer ningún movimiento, alcancé a ver una gran cantidad de símbolos irreconocibles, no podría decir si estaban dispuestos verticalmente, horizontalmente u oblicuamente, y si se escribieron de derecha a izquierda, como el árabe, o de derecha a izquierda y de arriba hacia abajo como los kanji, o de izquierda a derecha, como en español, o todo junto de una vez, entonces y por cuestión práctica, decidí llamarlo con el nombre que él mismo tomó, Kadok. 

    Cómo fue que me llegaron estos escritos, es una historia que por el momento no quiero revelar, tampoco cómo llegué a conocer a Kadok, él personalmente me sugirió que no lo divulgara ya que me clasificarían de descerebrado o de locodementeinsanomajaretaperturbadolunáticolorenzooratechifladomaniáticoenajenadoguillardolocadio o algo peor, perdón por está última larga palabra, costumbre del idioma de Kadok que a veces transmite a alguna de nuestras lenguas. Pero los humanos no entendemos eso de los concejos y qué le hacemos.

    Bueno, prosigamos, ¿Por qué esta forma de vida evolucionada, escogió un nombre para sí mismo semejante a una de las primeras cámaras fotográficas populares, lanzada al mercado allá a finales del siglo XIX?
Vayamos por partes, Kadok llegó a la Tierra hace muchísimo tiempo, puede decirse que la vio nacer, antes tuvo otros nombres, pueblos que nuestra historia humana actual no registra lo llegaron a conocer, dejaron algunas pruebas de su existencia aunque muchas permanecen ocultas y otras, nuestra ciencia actual las desdeña o sencillamente por ahora no son comprendidas. En nuestra historia aceptada tuvo nombres en el frigio indoeuropeo, en sumerio, en sánscrito, en chino, en egipcio, y en casi todos los idiomas antiguos, después, por un largo periodo no le importó tener un nombre terrestre, de cielo o de mar. Nuevamente su interés cambió cuando Francesco Petrarca y Giovanni Bocaccio, amigos entrañables entre sí y ambos de la Toscana, empezaron a redescubrir y difundir a los clásicos grecorromanos. Ummm, dijo Kadok, algo de lo más interesante esta surgiendo por estos días, el medioevo lo había adormilado como a todos los humanos que lo vivían, según la tradición se decía, aunque sabemos que lo que dice la tradición no siempre es verdad. A partir de ahí, ya más espabilado, Kadok buscaba afanosamente un nombre terráqueo para sí mismo, algo que pudiera ser pronunciado en la mayoría de las lenguas. Buscó en el Decamerón, luego en la Divina Comedia de Alighieri pero no le satisfizo ninguno, espero un tiempo y jugó con varios personajes de Mollière, Tartufo lo sopesó un momento pero lo desechó porque esa f y esa o finales no le parecían adecuadas para los idiomas germanos, Don Juan se le hizo muy vano y no quiso que lo compararan con un conquistador empedernido, infiel, parrandero y libertino, o con el  propio burlador de Sevilla de Tirso, con el riego de perder simpatías con las damas, un poco más de la mitad de la población del mundo. Cide Hamete Benengeli le  gustó en un principio, se oía bien en el español de inicios del siglo XVII, cuando Cervantes lo lanzó al mundo en su obra más famosa, pero cuando un inglés lo pronunció, lo dejó atrás de inmediato.
   
    Mientras observaba el desarrollo de los humanos, seguía buscando ese nombre sin detenerse pero cada vez que parecía encontrar uno de su agrado, reflexionando sobre él,  lo llegaba a considerar impropio o simplemente terminaba por no gustarle. Entonces, en el siglo XIX, por el año de 1889 se encontró con esas cámaras de reciente aparición para tomar fotografías que promovían el lema: “usted sólo apriete el botón nosotros hacemos el resto” y que se conocieron con el nombre de kodak. Averiguó que George Eastman encontró ese nombre atractivo comercialmente, primero, porque le gustaba la letra K y era su favorita, fuerte y categórica, sin resonancias superfluas, luego porque la palabra entera, kodak, podía pronunciarse casi de la misma forma en la mayoría de las lenguas del mundo, y además de todo, no significaba nada; había encontrado un principio ideal a través de una creación humana. De esta manera y haciendo un pequeño cambio decidió llamarse Kadok para que no lo identificaran ni con una compañía ni con una cámara fotográfica, según él,  y seguía manteniendo el principio, una palabra humana, corta y fácil de recordar, fonéticamente muy similar en yiddish, tagalo, inglés, tepiteño, ruso, ucraniano, tzótzil, danés, español, maya, italiano, portugués, spanglish, alemán, chino de Pekín y chino de Cantón, coreano, francés, persa, árabe, náhuatl y en casi todos los lenguajes y dialectos del mundo.
Kadok empezó a firmar todos sus informes con este, su nuevo nombre, y lo hizo retroactivo, firmó aún los que ya había estado enviando a su base todo estos milenios, al menos las copias que tenía en su hogar fuera de casa.

    Nos ha estado observando a su manera, una forma extraterrestre, obvio porque es alienígena, o en otras palabras, sin conocernos a profundidad, aunque ha ido aprendiendo, sobre todo a partir de los inicios del renacimiento del Quattrocento, por ahí del año 1300 y pico de n.e.c. y los siguientes, en que decidió apersonarse con uno que otro humano que consideró de cierto calibre para sus averiguaciones sobre  las razones del cambio de percepción del centro del mundo hacia el propio hombre, y que se fueron transminando en los siguientes siglos, hacia las artes, la arquitectura, la literatura, la pintura, a la vida y concepción misma del hombre. Al principio y como no estaba acostumbrado, cometió algunas torpezas, pero nada que no pudiera arreglar, ese aparato de ficción que utilizan los agentes en la película Hombres de Negro y que borra la memoria en el lapso que se determine previamente, le ha sido de mucha utilidad, pero el de Kadok, muy similar, sí funciona de verdad. Se lo he dicho, el día que intente utilizarlo conmigo se va a meter en un gran problema, pero no lo va a hacer, al menos por ahora, me he convertido en uno de sus principales transcriptores humanos y eso me tiene la memoria asegurada por un tiempo, además de que descubrí cómo contrarrestar el efecto de su aparatejo, conocimiento que nunca obtendrá de mi parte.

    Los informes, como Kadok los llama, no son tan sencillos de estructurar, de pronto habla de un tema, luego en el siguiente habla de otro, sus saltos en el tiempo y el espacio quizá tengan que ver con su origen, su planeta, su base o de dónde sea que es, entender esto, cuesta algo de trabajo. Sus escritos son algunas veces muy inocentes, a veces son muy descriptivos o en ocasiones terribles, raros, así que habrá que tratar de comprenderlo y verlo como un extranjero que intenta describir o entender lo que sucede en un lugar que no es el suyo, y a sus habitantes en él, pero que sin duda, lo que diga será lo que observa, tal cual y como es. Parecido a los reporteros y periodistas que decían la verdad y que no se comprometían con ningún interés ajeno a lo que informaban, de los que aún hay pero de los que quedan pocos en el mundo.


Continuará...



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lunes, 28 de octubre de 2013

Transgrediendo tus principios

    

¿Vale la pena cuando lo hacemos libre y conscientemente?


    Cambiar de opinión es de sabios, dice la sentencia popular, y es cierto. La opinión puede variar con el tiempo, con la acumulación de información, con nuevas entradas que antes no teníamos, con nuevas experiencias o enfoques diferentes, es algo que a todos nos puede suceder, digamos, parte del crecimiento y desarrollo regular de una persona. Lo que sí se cocinaría aparte sería el cambio de principios o forma de aquilatar la vida, aquello que viene siendo nuestra base de quienes somos y lo que somos, con toda nuestra carga intelectual, emotiva y de historia que traemos en nuestro propio costal. Si somos mentirosos y embusteros lo seguiremos siendo, forma parte de nuestra esencia, si  somos sensibles, seguiremos llorando con un buen drama en un filme; si somos honrados, generalmente nos mantendremos así; si somos irascibles, con pequeños altercados nos convertiremos en fastidiosos ogros; si somos cursis, continuaremos celebrando el 14 de febrero con globos y tarjetas de corazoncitos.

    Todos y cada uno de los que habitamos estas tierras vamos definiendo, conforme crecemos, nuestra naturaleza básica, aquellos rasgos que nos definen y que junto a la carga genética que traemos incorporada, trazan nuestro carácter (en un inicio) y van formando nuestra personalidad. En ello tiene que ver el medio ambiente, el entorno social y la cultura en que nos desarrollamos. El carácter es quizá más definitorio, buena parte se desarrolla en la infancia, pero es en la adolescencia en donde se afianza, la personalidad por otro lado, se va desarrollando en conjunto con el carácter y es posible que no se defina completamente sino hasta la juventud avanzada. Algunos tipos de carácter (o rasgos psicológicos base) pueden ser: “carácter nervioso, apático, sentimental, colérico, apasionado o amorfo”(1), entre otros.

    Una clase de carácter particular puede ser compartido u observado en diferentes individuos, no así la personalidad, entendida como la “estructura de tipo psicológico que representa el conjunto de rasgos distintivos de un individuo”(2) o como la define Gordon Allport: “aquella alineación dinámica de los sistemas psicofísicos que permite establecer un modo específico de actuar  y de pensar y que varía de un individuo a otro ya que depende de la clase de adaptación al entorno que establezca cada persona”(3). Entonces y para aclarar lo que aquí trato, la personalidad es, como su propio nombre lo define, personal, cada individuo tiene la suya propia y aunque pudiera ser semejante a la de otro individuo, analizada en su totalidad, diferirá de uno a otro. En ocasiones, carácter o personalidad, se utilizan indistintamente como sinónimos, aunque no lo sean.

    Un tercer factor cuando se habla de personalidad en su conjunto, y para tener más clara esta cuestión (o quedar completamente confundidos) lo es el temperamento. “El temperamento consiste en la herencia biológica recibida, no es posible modificarlo o cambiarlo, lo traemos junto con la bioquímica de nuestro cuerpo, en nuestras neuronas y en nuestro sistema endocrino”(4), como quien dice: de fábrica. Luego el carácter se va formando gracias a los hábitos de comportamiento que vamos adquiriendo, finalmente la personalidad es en donde el temperamento y el carácter se conjuntan y es entonces cuando la personalidad “representa el patrón profundamente incorporado de los rasgos cognitivos, afectivos y conductuales manifiestos, que persisten durante largos períodos de tiempo y son relativamente resistentes a la extinción”(5), hasta nuestra muerte.

    La personalidad entonces, está formada por el temperamento y por el carácter, y está atada a la forma en que pensamos y como actuamos en la vida; los principios o directrices   de nuestra personalidad, que comento arriba, son como los mandamientos, la manera en que nuestra naturaleza los fija en nuestras neuronas. Son el componente esencial que dirige de qué forma abordaremos las vicisitudes de nuestro deambular y equilibra lo que somos. Por ello, estos principios son tan importantes para cualquier persona, independientemente de cuáles sean esos principios, una inestabilidad en ellos trae consecuencias muy serias en el comportamiento corriente del individuo.

    Pero resulta que las vulneraciones a nuestros principios son más comunes de lo que se piensa, muchas veces y la mayoría, por necesidad y no tener otra salida; hay otras  desafortunadamente violentas y que nunca buscamos; también están aquellas, no por ello menos dramáticas pero sí ruines y mezquinas, que las llevamos a cabo por simple comodidad, preferencia o conveniencia. De estás últimas he visto algunas que me llevan a pensar que nunca conoceremos a alguien lo suficiente como para sólo imaginar esos cambios tan rotundos virados del blanco al negro en sus principios base, pero son reales.

    Mantener los principios cuesta trabajo, no es algo sencillo. Un ejemplo clásico en la historia fue el del famoso filósofo Sócrates, un caso extremo porque involucró su propia muerte de forma consciente antes que transgredir sus ideales, casos ordinarios, queriendo decir más comunes, los podemos observar en nuestro entorno: aquel empleado que fue corrido por negarse a hacer algo con lo que no estaba de acuerdo y calificaba de desleal; la secretaria que se negó a acostarse con el jefe para mantener su empleo; la esposa que se separó de inmediato de su marido por intentar golpearla; el comprador que se negó a recibir un soborno y fue tachado de tonto por sus compañeros; el político que verdaderamente quiso hacer un cambio y en ese momento su carrera terminó (o fue mandado asesinar); aquellas chicas que se casan por razones diferentes a sólo tratar de asegurar su comodidad y estabilidad económica; aquel niño o joven que no participa en el acoso a un compañero por parte de su grupo y aún más, lo defiende de ellos; aquel burócrata que se niega a recibir un “moche” y le demuestra al contribuyente un servicio de calidad y eficiencia sin la necesidad de ese agregado; el vuelto que un empleado de una tienda de conveniencia le regresa al cliente que por error éste último dio de más. Casos como estos demuestran permanencia de principios rectos, vivir de acuerdo a nuestras propias reglas y estar en paz con nosotros mismos.

    Por el contrario y como mencioné antes, he conocido a personas que tenían principios estables, de gran calidad moral y de concepción del mundo, sin embargo y por diversas circunstancias, no supieron mantener y han preferido modificarlos. No eran simples opiniones, preferencias o gustos, no, eran verdaderas directrices de vida, mandamientos de su personalidad. No soy un especialista pero me parece que existe algún desorden en estos casos que trastorna a las mismas neuronas y sus sinapsis, algo sucede a nivel de la psique que obnubila y confunde los procesos mentales. La persona queda como suspendida en el tiempo y se convierte en otra, lo que antes jamás haría porque se alejaba de sus principios ahora lo lleva a cabo, muy semejante a un lavado de cerebro o a una conversión con técnicas sectarias, sin haberlas habido. Hay de casos a casos mas siempre preferiré la posibilidad de una enfermedad o trastorno mental a que la persona, de manera consciente y libre, lo haya decidido así, sería como admitir que la sentencia:“todos tienen su precio” se aplica universalmente y no es así, frase concebida por aquellos que su principio motor es el dinero y de esta forma, esos son los que sí tienen precio.

    No hay como vivir con la tranquilidad de que hacemos lo que consideramos correcto en todas las esferas, en consonancia con nuestra personalidad y con los mandamientos que de ella se derivan, mucho mejor cuando estos principios sean los que consideren vivir lo nuestro con rectitud y dejar vivir a los demás como lo elijan, sin nosotros afectar a nadie y sin que nadie nos afecte a nosotros, como si dijera: amor y paz.

       

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Citas:
(1) http://definicion.de/caracter/
(2) http://definicion.de/personalidad/
(3) http://definicion.de/personalidad/
(4) http://psicodm.com/temas/12-la-personalidad-teoria-de-rasgos/
(5) http://psicodm.com/temas/12-la-personalidad-teoria-de-rasgos/

domingo, 27 de octubre de 2013

Sintonías en Frecuencia Modulada

Ayer, sintonizaba la radio de FM pasando por todas las estaciones, me quedaba unos momentos en una para luego pasar a la siguiente. Ya era de noche y los cortos comerciales eran menos frecuentes, así que, podía encontrar más transmisiones de música o de entretenimiento. No lo hago muy a menudo, ni siquiera en el automóvil, me refiero a esto de escuchar la radio, mi mayor tiempo para estos casos de esparcimiento o distracción (en casa), lo ocupan otros asuntos, por ejemplo, aquellos que tienen que ver con la computadora o el Internet pero hoy, mi laptop estaba trabajando intensamente en el procesamiento de un corto de video y esto requería los recursos completos de su “Intel core duo” y ni hablar, por varias horas no la podía utilizar para otras tareas. Así que fue algo así como una pequeña exploración en el mar de esas ondas que no vemos pero que flotan a nuestro alrededor todo el tiempo.

    El encuentro con la radio, cuando sucede, es excitante, la calidad de la señal actual de FM es maravillosa, el prístino sonido estéreo permite identificar y disfrutar todos los instrumentos claramente, las voz, muchas veces disfrazada por la tecnología y efectos especiales, se aprecia nítida, cercana e íntima; claro, dependiendo de quien cante; el efecto de la escucha fina es mejorado substancialmente si utilizas audífonos “cerrados”, otro nivel.

    Aunque la mesa esté servida con sus mejores manteles y cubiertos, la forma de sentarse a ella y de cómo comer y llevar la tertulia, es transparentemente destacada y aquí la naturaleza del comensal se expone de una manera infalible. Lo explico de otro modo, una cosa es contar con los mejores instrumentos y tecnología y otra es lo que se irradia al espacio, qué llevan las ondas hertzianas, en suma, qué se programa, qué se transmite, qué canciones se ponen, qué se dice y cómo se dice, para el caso práctico: el vestido, frecuentemente embustero, no hace al mono, sólo lo disfraza.

    Y cuando empiezas a definir o desentrañar lo que se dice en las canciones en la radio, independientemente de la interpretación o estilo de la música, bueno, observas que el abandono está por doquier y que las mujeres son regularmente malvadas, mentirosas y mala leche, además de que la letra contiene frases gastadas, manipuladoras, de víctima  inocente. Por ejemplo y baste esta exigua selección al azar, la que más o menos se recoge en estos sentidos (que no palabras exactas): “si me dejas y te vas con otro (que por cierto, nunca será lo bueno que soy yo) me convertiré en un borracho de cantina” (el borracho de cantina me parece que es diferente, algo ha de haber en grado, seguro son diferentes, de mayor categoría a los borrachos de casa o a los de estadio de futból); “estoy enamorado de la otra, la otra que eres tú cuando estás de buenas, si estás de malas y me recriminas que ando de coscolino (cosa impensable), no, porque quién sabe quién eres” (o en otras palabras, me gustas pero siempre y cuando seas como yo pienso que eres); “prefiero odiarte que seguir atado a tu amor” (¿y odiándote, me desato? ¿de cuándo a acá?); “tú rompiste mi vida con una espina, una mentira” (con una mentira toda tu vida, al traste, sin remedio); “nadie te amará como lo hago yo” (¿cómo lo sabe?, esto es de lo más arrogante aparte de gastadísimo); “Bye bye mi amor, que te vaya bien y que no sufras -sin mi-” (además del “spanglish” y el desdén indefectiblemente falso, un ego de aquellos); “y ahora ¿a quién le voy a regalar mi amor? ojalá no te hagas daño al olvidar mi piel” (más amenazas y claramente vengativo con Dios mediante); “bendigo tu abandono porque al final de todo, vas a llorar por mi” (igual que el anterior, vengativo con Dios mediante más diáfano). “Mira gaviota, te fuiste y me dejaste pero si te encuentro te voy a cortar las alas para que ya no puedas volar” (crueldad y ganas de sojuzgar, conmigo o con nadie); “te fuiste y no sé por qué, yo sé que me querías y me adorabas” (¿enton’s? suposición pura); “cuando vuelvas, por favor, no vayas a llorar sobre mi tumba” (iluso hasta después de la muerte, qué afán).

    Estas frases me hicieron recordar algunas contestaciones del lado femenino, ya que es fácil notar que las pasadas sentencias contienen obvios reclamos masculinos de cuando no hay correspondencia en la amada y sí engaños y trastadas, entre estas respuestas y quizá una de las más directas hacia los malos y pérfidos hombres, tenemos una bastante explícita y que dice: “rata inmunda, animal rastrero, escoria de la vida, adefesio mal hecho”, lo que ilustra que cuando algunas damas se enojan son más contundentes y van directo: “Alimaña, culebra ponzoñosa, deshecho de la vida, te odio y te desprecio”; qué le haría el individuo en cuestión a esta dama herida para denostarlo de este modo, me pregunto.

    Alguien ha dicho que un pueblo se conoce por la televisión que ve, hablando de los programas que se transmiten por onda libre, de paga o de cable; pero también por lo que escucha en la radio; por lo que consume de lectura (si lo hace); por como habla; por lo que le interesa; por lo que dice y llega a escribir, por ejemplo en Internet (son comunes las atrocidades ortográficas y sintácticas), en las redes sociales (como facebook) u opiniones escritas en distintos foros. Duelen los ojos, decía hace tiempo la señora Coty al ver alguna aberración ortográfica escrita en las calles. El balance general es bastante triste, el deterioro de los modos y de la lengua, entiéndase español, es evidente, y si como dicen los ilustrados que con el idioma pensamos, qué ideas, qué razonamientos, qué coherencia pueden resultar de este empobrecimiento general, desde arriba hasta abajo, desde la clase A+ hasta la D -si hablásemos en términos socioeconómicos-, incluyendo a todos los “very important people” o vip como se suele mal llamarlos -en el caso de popularidades-, la ignorancia no respeta al pobre, medianero o rico y como ejemplos, los tenemos abundantemente.

    Y esto, se transmite en las canciones que escuchamos, igual en la locución de la radio y la televisiva, en las entrevistas, en quien habla en los medios, en quien escribe en la prensa, llegando a convertirse en la forma usual y estándar, que a fuerza de repetición, llegamos a considerar como correcta. La tendencia se masifica y sucede lo que universalmente se manifiesta, unos pocos piensan por unos muchos (cientos por millones), se anulan los posibles brotes de iluminación y tendremos que esperar, como en la historia ya ha sucedido, que llegue otro renacimiento que generalice mejores cotas de desempeño y de creatividad aunque por lo pronto, no se vea nada clara ni cercana esta posibilidad.

    Afortunadamente siempre hay un grano prieto en el arroz, o varios. A pesar de la multitud ensimismada y distraída en su avatar diario y muchos otros, medio conscientes,  sentados en su cómodo sillón de privilegios y que no desean transgredir ni un sólo milímetro, nos encontraremos con esos granos prietos que adicionan su verdadero talento e ideas propias a este caldo cultural, sazonándolo con invenciones que sorprendan por su belleza y calidad humanas de verdad, aunque sean escasas, son las que nos permiten tener esperanzas en la detención del degradado ambiente en el que hoy vivimos.

    Ya lo dijeron los sabios antes de la era cristiana y luego recogido en la Biblia: “...ni echéis vuestras perlas a los cerdos, no sea que las pisoteen y se vuelvan para destrozaros”, una muy exacta metáfora (idea trasminada a una parte de la sociedad) que explicaría el por qué lo que se transmite, lo que se publica, el discurso que se expande, la noticia que se difunde, son todo lo contrario a la composición de las perlas o a cualquier piedra preciosa que se le asemeje, para qué demostrar que la tierra es redonda cuando todo mundo sabe que no es así. ¿Se nos ha olvidado? ¿tan pronto? Al pueblo le damos lo que le gusta, si el pueblo quiere canciones de amores abyectos, despechos y dependencias psicológicas, ahí van; si el pueblo quiere telenovelas y tenga lo que no tuvo ni tendrá (porque todo es ilusión), se las damos; si quiere programas de chismes y escarnio público, se los damos, faltaba más, es más fácil verlo en los demás que en la vida propia (patético); si quiere princesas, pues ahí están, aunque sean fabricadas; todo para que olvide y se distraiga y por supuesto, el rating sea alto, al final es lo que importa.

    Concluyo que quien tenga oídos que oiga la radio, quien tenga, además de oídos, razonamiento y un poco de sentido crítico, que la escuche; si además tiene ojos, puede que vea la tv, si quiere hacerlo mejor, que la observe; si alguien decide seguir en estado de letargo, pues muy su amodorrado gusto, cada quien como le venga en gana, que para eso somos libres (esto último es un supuesto o más certero, un espejismo, dado lo que se observa).



  
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