lunes, 7 de diciembre de 2015

CUADROS Abolengo

Abolengo.

by fonbòs

En un lugar manchado del que no me acuerdo o no quiero hacerlo, vivía un burgués gentil hombre, de esos, vestidos a la moda con traje de dos piezas y zapatos de punta a término rectangular, semejantes a mocasines de sultán sin llegar a ser botas tribaleras en su longitud, aunque las recordaba. Todo en él relumbraba, su andar de movimientos ensayados, despedía un aroma zalamero y festivo, un tanto arrogante, algo así como un político en campaña o frente a las cámaras o ante un auditorio. El tipo, en su papel de semidios, se paseaba ufano llevando del brazo a una dama de características semejantes en su vestir y uso de aditamentos, aunque dados los recursos propios de la mujer en la transformación, y sus diversas curvas, claro, elevaba la imagen a dimensiones celestiales, o al menos, eso creían todos aquellos que los veían al paso. El tipo no venía de abolengo, no, ni cómo llegar a pensar en eso, se había hecho a sí mismo en la refriega de la vida, de manera que la importancia la obtuvo en una especie de transacciones exitosas de no buen ver, acercándose a la ubre adecuada y arrebatando donde había y lo que había (pensándolo bien, así nace el abolengo). Aprendió la máxima: “si no lo hago yo, otro lo hará en mi lugar”, así que con un poco de astucia y desechado cualquier tipo de escrúpulo que le estorbara, la fue haciendo a ritmo constante. Ahora es respetable, cosa que trata de hacer creer y los otros tratan de parecer como que se lo creen, tal es el embrujo de la riqueza sin importar de dónde viene, el éxito de tener inflama y endulza engatusando a sus seguidores, o sea, a todos.

CUADROS Confesiones de fe


Confesiones de fe.

Politeísmo contemporáneo.

by fonbòs

Los hombres crearon a los dioses a su imagen y semejanza, los había para todas las experiencias que no podían explicar. El egipcio quiso unificar a todos los dioses en uno, el primer intento, duró bastante poco, el dios único y la ciudad para adorarlo murieron con él, los registros de su vida fueron borrados casi totalmente y permaneció oculto mucho tiempo. Luego, el pueblo elegido, tomó la corriente de unicidad y por milenios intentó establecerla entre todo su pueblo, hubo siempre muchos descarriados que se desviaban y adoraban a dioses extraños, pero el dios único de este pueblo era celoso y no quería competencia, por fin, los hombres triunfaron y la unicidad se estableció. La disidencia llegó y algunos decían ser poseedores de la verdad, dios hablaba al oído y más claramente a unos que a otros, la competencia fue eliminada pero las ideas pervivieron. Los gentiles se acogieron a la unicidad y  Roma vio la suya. El árabe tardó un poco más, finalmente, el dios único le habló muy cerquita al profeta y el pueblo adoptó sus enseñanzas a fuerza de estado, como en la Roma y como entre el pueblo elegido; el politeísmo, débil para controlar pueblos, fue muriendo pero no del todo y ahora lo llaman  sincretismo (sigue siendo una suerte de politeísmo pero disfrazado). Dada la ignorancia natural del hombre, éste necesita a algunos cerebros pensantes que le digan qué pensar y en qué creer, nada nuevo.
Hoy sigue habiendo varios dioses, depende el pueblo y origen. Aunque se dice que es el mismo (el unificado); por él, unos y otros se han destruido, se han perseguido, se han matado. Entre ellos mismos hay diferencias irreconciliables, las doctrinas crean distancias insalvables, y por ello, el hombre se subdivide en múltiples verdades, y todos tienen la razón última. Así que dependiendo tu doctrina, eres fiel aquí pero eres infiel allá, y viceversa. Quien diga que el politeísmo ha muerto, de verdad, no conoce a sus semejantes ni a este mundo.   

CUADROS El Cielo

El Cielo

by fonbòs

Un hombre elevaba una plegaria al cielo, al hacerlo sus ojos se postraban en las lejanas nubecillas de su arriba, en este caso, de su cabeza; el sujeto se encontraba en un pequeño pueblo situado muy cerca al norte de Monterrey. En ese mismo momento, al sur del continente, en Ushuaia, Tierra del Fuego, otro hombre también rezaba dirigiendo su invocación hacia el cielo, su cielo. Si la Tierra fuese plana, como se creyó durante milenios, el cielo de uno y otro estaría en la misma dirección pero como ahora todos sabemos, la Tierra no es plana, tiene una forma ligeramente ovoide, redonda y achatada por los polos. El arriba de cada uno de estos hombres no es el mismo, el arriba de uno es el abajo de otro, y viceversa. Conscientes de ello, un buen día, el de Ushuaia viaja al poblado del norte de Monterrey y el del norte de Monterrey lo hace a Ushuaia. Ahora ambos, cuando rezan, no dirigen su mirada por encima de sus cabezas sino hacia abajo en donde saben esta su cielo real. Otro hombre que vive en la línea del ecuador, se enteró de estos dos hombres, su rezo y creencia lo obligó a mirar hacia arriba, hacia abajo, hacia la izquierda y hacia la derecha, se dio cuenta de que el cielo, como la Tierra, también es redondo, pensó, si el cielo está en todas direcciones ¿dónde está el infierno? si el infierno está abajo, por lo tanto, el infierno está también arriba, el cielo y el infierno entonces, se anulan, su naturaleza es la misma, sólo cambia su grado. Desde ese momento, el hombre del Ecuador, reza con los ojos cerrados y algunos más le imitan.