jueves, 17 de julio de 2025

 

Dos carritos extraviados en el súper, o quizá lo que se extravía es la mente de quién los empuja.

 


 

A veces nos ocurre algún evento que no tiene una explicación lógica, llega de una manera sorpresiva, no hay aviso y ni siquiera la posibilidad de que lo intuyamos, no hay nada que podamos hacer y simplemente puede ser que nos pase y bueno, sólo queda enfrentarlo sin intentar entenderlo y seguir con nuestra vida, patética o no.

 

Ingresé al supermercado con un carrito para la compra, puse la bolsa de malla de colores que llevaba para empacar los artículos encima del asiento plegable para niños del carrito. Empecé mi recorrido para “hacer el súper” de básicos con la esperanza de encontrarme muchas ofertas y no enfurecer al notar los efectos de la inflación, por cierto muy alejada de los números que declara el gobierno, realidad que vivimos con esas bofetadas de verdad de la vida corriente que se intenta minimizar desde un  escritorio.

 

En mi tránsito entre los pasillos llevaba ya en el carrito algunos productos que con mucho esmero había estado escogiendo. Me dirigí a buscar un queso panela, ese nuevo que funde. Como no lo veía le pregunté por él a una chica del súper que en ese momento trabajaba en el área, me indicó el lugar en donde estaba, caminé tres pasos y tomé una pieza. Antes, había dejado el carrito detrás de mi mientras me desplazaba por el producto, me voltee, le di las gracias a la señorita y me dispuse a colocar el queso en el carrito. ¡Sorpresa!, ¡no había carrito!, había desaparecido con todo su contenido, magia pura.  

 

Me quedé por un momento ahí parado, pensativo, ¿lo dejé en otro sitio?, pero no, lo había dejado exactamente en donde ahora había un espacio vacío. Veo a la señorita del súper y le comento: alguien se llevó mi carrito, seguramente se confundió. Inicié la búsqueda, observaba todos los carritos que llevaba la gente a mi alrededor, nada, me fui a varias secciones, recorrí varios pasillos, busqué por toda la tienda, todo este paseo con el queso que funde en mi mano, el carrito se había desvanecido, ¿se movió sólo?

 

Regresé a la sección de los quesos, la misma señorita seguía en el área, me preguntó qué traía en el carrito, lo primero que le dije: ah, sí, una bolsa clásica de esas del mandado de toda la vida, de malla de colores. Con la intención de ayudarme, la chica le pidió apoyo a un compañero que amablemente emitió por el radio que traía un aviso a sus compañeros para buscar mi mentado carrito, y sí, tras unos minutos, finalmente encontraron el carrito abandonado en el pasillo 13, inmaculado, con la bolsa de malla y los productos que inicialmente llevaba. ¿Cómo llegó al pasillo13? ¿Quién lo tomó? ¿Por qué simplemente lo dejó ahí? Misterio.

 

Di las gracias a los muchachos de la tienda por su atención y continué con mi proceso de compra, por mencionarlo, nunca antes me había pasado algo así. Ya estaba por terminar mi selección, para ello buscaba cierto producto en uno de los pasillos en que me encontraba, no vengo muy seguido a esta sucursal y la distribución de los artículos es un poco diferente a la que voy con más regularidad. Dejé el carrito estacionado en uno de los extremos del pasillo y caminé hacia el lado contrario, ahí encontré el artículo que buscaba. Regresé al carrito y de nuevo la zozobra, ¡el carrito había desaparecido! ¿Qué pasa en esta tienda, hay fuerzas extrañas?

 

Dada la experiencia recientísima me moví con rapidez e inicié la pesquisa en los alrededores y pasillos contiguos, esta vez lo encontré, una mujer lo empujaba tranquilamente, la abordé y le dije con un tono afable: disculpe, pero este carrito es mío. La noté como avergonzada, no habló, no dijo nada absolutamente, ni siquiera me vio a la cara, sólo se fue caminando, su actitud fue como si la hubiese cachado en una acción indebida. Ya había varios productos que ella había echado en el carrito, fue algo extraño porque mis artículos ahí seguían ¿Cómo te llevas un carrito con productos “extraños” para ti y con una bolsa de malla que no es tuya?  ¿Anda la gente tan distraída en estos días? Me dije: aquí hay una lección, un mensaje, no es posible que nunca antes me haya sucedido algo así y hoy en el mismo instante ha pasado dos veces con el mismo carrito, en la misma tienda, ¿casualidad?, ¿serenditipa?, ¿manifiesto de entidades?

 

 Moraleja: cuando vayas al súper llévate una correa de extensión, esas como la de los perritos, y átala al carrito de compras y por favor, no sueltes esa correa, los carritos tienden a…desaparecer. 

 

 

 

 

Monterrey, N.L.

17 de julio de 2025

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