martes, 1 de diciembre de 2009

“Momentums de la semana” Sin Patente. Armas.

En el fondo soy un romántico, no precisamente aquel que escucha canciones de amores idos o de corazones abiertos y rasgados; no, esa no es la clase de romanticismo que me aqueja y que es el regular que se encuentra en el mercado del mundo o al menos en el que se suele pensar. Al que me refiero, es uno en donde las relaciones humanas de equilibrio, de armonía, de respeto en la diversidad son la base. Pareciera que los humanos nos hubiéramos vuelto un virus dañino para el planeta que habitamos, visto desde una perspectiva ampliada y a la Tierra como una célula la idea no es nada extraordinaria, nos estamos comiendo a quien nos alberga o en otras palabras estamos aniquilándonos nosotros mismos con singular inconciencia.
¿Qué nos ha alejado de nuestra naturaleza? ¿Hemos sido alguna vez parte de ella? ¿Qué orgullo es este del humano que nos hace saqueadores y dominadores?
Todas las guerras, todas, hasta la más pequeña y aparentemente insignificante, han tenido un trasfondo económico, de obtención de poder, de dominación, de política. Todas, disfrazadas de los más diversos motivos han sido aberrantes, la guerra “per se” es aberrante, es infrahumana, infranatural. Desde los albores de nuestra historia conocida los pueblos de un lado han estado contra los pueblos del otro lado, siempre el jardín de mi vecino es mejor que el mío. Tanta incomprensión nos aleja cada vez más y heridos por cientos de años de afrentas, vejaciones, horrores e infiernos locales parece que no hemos aprendido mucho.
Caso concreto y soberana tara de nuestros genes es la industria del armamento: pistolas, metralletas, bombas, rifles, sustancias químicas, misiles, bazukas, bayonetas, etc., etc. La pregunta aquí es: ¿para qué sirve una arma? Cualquiera de las mencionadas, muchos dirán “para defenderse”, ¿defenderse de quién? De otro que tenga otra arma. “Para defender la soberanía del país”, ¿contra quién se defiende con armas “la soberanía”? contra otros que nos quieran atacar, claro que también tienen artefactos para matar humanos. A aquellos que las fabrican les importa menos que un comino hacia adónde van las armas, ni como se utilicen, ni contra quién, pero es un hecho que se aseguran que ambos bandos las posean, de no ser así, el negocio se acabaría muy pronto, menudo caso.
Posiblemente sea que el humano muy en su interior se mate uno a otro como un control de la población mundial inserto por allá muy en el fondo de su inconciencia y se crea todo lo que los dirigentes le digan y salga a defender la soberanía, la libertad, el modo de vida que según él es el mejor, sus ideas religiosas, el honor del país, alguna otra loca idea o cualquier patraña, el asunto es matar al de enfrente. Bueno sería que los que así lo decidieran se mataran entre ellos mismos sin dañar a nadie ni a nada más que a sus míseros cuerpos y cerebros enfermos, lamentablemente nunca es de esta forma, la vida de seres inocentes es trastocada en esta locura, los civiles son arrastrados al juego de Belcebú. ¿Qué hacer con semejante idiotez? Si esto no es barbarie pura, que alguien me explique como llamar al asesinato de gente que su única culpa es el haber estado en medio de dos fuerzas armadas antagónicas y que ni siquiera sabe a ciencia cierta de que trata el asunto este de la carnicería en el que esta imbuido sin desearlo. Guerra “Civil”, Guerra “Santa”, Guerra de Independencia, Guerra de Revolución, Guerra de Conquista, Guerra por “La Paz” (¡?), Guerrilla por la Libertad, pura sarta de loqueras, mentes menguantes y mediocres, vergüenza de especie.
Vamos por partes, una arma esta diseñada para infringir daño, para matar. Queda claro que dada nuestra naturaleza, en un inicio era para conseguir una presa y comérnosla, para defendernos de animales depredadores como nosotros mucho mejor equipados y tener oportunidades de supervivencia. Actualmente somos muy pocos los humanos que necesitamos algo así para conseguir alimentarnos, sólo aquellos que viven en las selvas, los bosques, en los ranchos, alejados de la civilización y a la usanza antigua podría decirse que requieren una arma, sea para defenderse o prodigarse su alimento cárnico.
Luego, los hombres en grupo empezaron a pelear, por una mejor zona de caza, por una región de mejores expectativas, porque un clan tenía lo que no tenía el otro o porque simplemente eran diferentes y no se toleraban. Desde estas fechas las armas se usaban para enfrentarse unos a otros, entre más diestro y mejor artefacto letal tenía un guerrero, mayores posibilidades de sobrevivir, mejor matar que ser matado. Después las necesidades fueron cambiando, se generaron y desarrollaron nuevas economías, los primeros poblados, el asentamiento de comunidades en base a la agricultura, la cría y domesticación de animales buenos para sacrificar y comer. Los hombres incorporaron cada vez mayor técnica a todo lo que hacían sin faltar a las armas, primero con metales blandos como el cobre, luego con aleaciones como el bronce haciéndolas más resistentes, posteriormente descubrieron el hierro para terminar mezclándolo con carbono y obtener algo todavía con mejores características: el acero. Hasta este momento los hombres tenían que acercarse lo suficiente para poder matarse, acaso el arco o la ballesta con sus flechas de punta metálica y afilada o acaso las lanzas contribuían a poder matar a cierta distancia, la que no pasaba de algunos buenos metros. Podría decirse que los asesinatos de gente por gente fueron por muchos años casi cuerpo a cuerpo. No fue sino hasta que se incorporó la pólvora a las nuevas invenciones que la capacidad de matar se elevó. Gracias a la habilidad y pericia siniestra de mentes ingeniosas, se desarrollaron nuevas formas más eficaces, armas cada vez más sofisticadas capaces de matar a más seres humanos en menor tiempo y por un solo asesino a la vez ¡qué maravilla!
La tecnología, como todo lo que nos rodea, intrínsicamente no es buena ni mala, depende como la usemos y como la incorporemos a nuestra vida. Hoy estamos rodeados por ella, tenemos y llevamos una vida más cómoda que nuestros ancestros, lo que no quiere decir que nos hace mejores ni más felices –esto de la felicidad es un tema aparte-. Cuando abusamos de esta tecnología y nos alejamos del principio básico de regresar a la tierra lo que tomamos de ella es cuando rompemos el equilibrio. Obtenemos más de nuestro planeta de lo que le retornamos, en otras palabras depredamos sin más.
Lamentablemente la tecnología se ha incorporado desde siempre a la industria de las armas y ha habido avances importantes en este bajo rubro de nuestra naturaleza, si es que podemos llamar “avances” en el desarrollo de la eficacia de un artefacto, en cualquier modalidad, que sirva para eliminar seres humanos. Es impresionante observar como evoluciona la técnica en diversos campos derivada de la investigación y desarrollo que se realiza en los dispositivos militares, en cierta forma es una ventaja, aunque de manera muy relativa por el origen de la misma y su orientación. °

2 comentarios:

  1. Creo que si la longitud de los articulos en el blog son mas pequeñas propciaria mas rapido el intercambio de comentarios

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